“Una novela coral sobre la relación de una madre y su hija”
Carmen Amoraga escritora valenciana, es licenciada en ciencias de la información. Inició su carrera
ganando el Premio Ateneo Joven con su novela, Para que nada se pierda. Posteriormente ganó el premio
de la crítica valenciana y llegó a quedar finalista del Nadal con Algo tan parecido al amor. Finalmente, ha
conseguido quedar finalista en 2010 del premio Planeta con su novela: El tiempo mientras tanto.
Encarna Bernat
P ¿Cómo surgió la idea del título para su última y premiada novela, El tiempo mientras tanto?
R Mientras leía el poema ‘Intimidad’, de Mario Benedetti. Al leer el fragmento que dice “soñamos juntos, juntos despertamos mientras tanto el tiempo hace y deshace”, comprendí que resumía la esencia de la novela, y me lo quedé.
P ¿Podría contarnos sin destapar la trama, un poquito de lo que nos vamos a encontrar los lectores, al leer su novela?
R Es una novela muy coral. Las dos protagonistas son una madre y una hija que nunca se han llevado especialmente bien y que se reencuentran cuando una de ellas, la hija, tiene un accidente que la deja en coma. La madre conoce a la hija a través de las diferentes visiones de quienes la han conocido en diferentes facetas, y el lector va conociendo a la madre, un personaje antipático y amargado que nos va explicando las razones de su carácter. Esta es una novela que trata sobre las personas que están tan cerca que no son capaces de verse en toda su dimensión, de cómo las relaciones más importantes de nuestras vidas son también, en parte, las más egoístas, de cómo nos convertimos en desconocidos para quienes más amamos y de lo sencillo que resulta parar y empezar de nuevo. Es una novela de segundas oportunidades, de la posibilidad de aprender de los errores. Es una novela de amor, de amistad, y de generosidad. Creo que es una novela que podrá gustar o no, pero que, desde luego, no dejará a ningún lector indiferente y le hará reflexionar sobre su propia vida y sus propias relaciones.
P ¿Siempre ha querido escribir?
R Sí, siempre, desde pequeña.
P ¿Qué diría su abuelo, ese señor con boina que siempre acudía a sus presentaciones y que guardaba todo lo que se publicaba de usted, si hubiera vivido?
R Estaría muy orgulloso. Ya lo estaba antes, de mí y de todos sus nietos.
P Su vivencia como periodista supongo que influye a la hora de escribir, ¿no es así?
R Sí. Escribir en un periódico te enseña a economizar palabras, a escribir más con menos. Y eso en literatura se agradece bastante.
P ¿Supongo que todavía es demasiado pronto para pensar en una nueva novela?
R Para pensar, no. Para escribir, quizá. Tengo una idea en la cabeza desde antes de terminar El tiempo mientras tanto. Estoy buscando documentación, perfilando la estructura, pero aún no he empezado a escribir.
P El noventa y cinco por ciento de las mujeres son las que compran, según las últimas estadísticas, los libros de corte romántico. ¿Cree qué su novela está dirigida también a los hombres, o más al público femenino?
R Yo escribo para lectores, sean o no obesos, calvos, hombres o mujeres.
P Cuando una escritora, escribe una novela con una carga tan fuerte de sentimientos como la suya, enseguida se la etiqueta y le cuelgan el cartel de escritora romántica, ¿por qué?
R Porque el romanticismo como género, requiere una serie de características que mi literatura no tiene. Yo no soy una escritora romántica, ni tampoco una escritora femenina. Y además, en la inmensa mayoría de los casos, se utilizan estas dos etiquetas con un carácter marcadamente peyorativo, como dejando entrever que se trata de una literatura menos, especialmente en el caso de la mal llamada “literatura femenina”. No existe, igual que no existe la literatura masculina, ni la literatura de obesos, ni la de autores con alopecia.
P A partir de ahora, supongo que después de ganar el premio Ateneo de Sevilla, el Nadal 2007 y ahora el finalista al premio Planeta ¿cómo se plantea su futuro como escritora?
R Igual que antes: como una carrera a largo plazo en la que todo se demuestra novela a novela, sin vivir de la novela anterior.
P Mientras veía la entrega de los premios Planeta ¿pensó que algún día estaría usted recibiendo el premio?
R Había fantaseado muchas veces con la idea, sí, pero siempre como una fantasía, porque era consciente de la dificultad.
P A mí me apetece mucho leer su novela, pero a los lectores de
La Gaceta ¿qué motivo les daría usted por el cual piensa que deben leerla?
R Bueno… no creo que deban leerla por obligación, sino por placer…
P ¿Cómo son los personajes de esta novela?
R Son personajes cercanos, reales, que te puedes encontrar en la calle, y que, de hecho, en la mayoría de los casos, han salido de ahí,
de la observación del entorno. Son personajes infelices y amargados porque tienen un desajuste entre la vida que soñaban y la que están viviendo en realidad. Ese es un drama muy común, tristemente.
P De todos sus libros, El tiempo mientras tanto; Algo tan parecido al amor; Palabras más, palabras menos; La larga noche; Todas las caricias y Para que nada se pierda. ¿cuál le ha supuesto más satisfacciones y cuál es el que, digamos le ha costado más escribir por el motivo que sea?
R Los dos últimos.
