Podríamos decir que Dickens fue el primer indignado. Él fue de los primeros, si no el primer escritor en relatar las condiciones de su clase. Una de sus obras claves fue David Coperfield, entre sus lectores contó con Henry James. Este se escondía bajo la mesa para oír a su madre leyendo las entregas en voz alta. Dostoyevski leyó la novela por vez primera en su prisión de Siberia, fue la novela favorita de Sigmund Freud. Imitada por Kafka y Joyce quien la parodió en su Ulises. Si nos damos cuenta, siempre relata una existencia mísera, llena de penurias y describe una época difícil, la suya.
En muchos de sus libros podemos apreciar con claridad parte de su biografía. El guardavías es una recopilación de relatos con un toque de misterio. Este libro posee la importancia de los elementos macabros y sobre naturales que podemos observar en su obra. Gran parte de los cuentos de fantasmas de Dickens, están intercalados en sus novelas. Las personas cuando leían estos relatos (publicados por entregas periódicamente para conseguir dinero rápido y fácil).


Se morían de miedo, tenemos que pensar que era otra época. Muy diferente a la nuestra.
No poseían los avances tecnológicos con los que contamos hoy en día. Sin electricidad, las calles mal iluminadas por las farolas… la lectura de estos relatos era una vía de escape para aquellas personas que vivían en condiciones de extrema pobreza.
Los mismos relatos hoy nos producen sensaciones muy distintas. Pero si volvemos la vista atrás, era lógico que les provocara terror. La clase obrera vivía en la opresión. Trabajaban infinidad de horas por un mísero salario, en condiciones casi de esclavitud. Los lugares estaban mal ventilados, mal iluminados y expuestos a las enfermedades de la época. Yo, os propongo que leáis; El guardavías en una noche de lluvia, de frío y viento. Pero tened cuidado no vaya a ser que al pasar las páginas del libro escuchéis un leve rozar de ropas o fuera en la calle al mirar por la ventana creáis ver un asombra bajo los árboles, bajo la lluvia.