Hoy recuerdo más que nunca, cuando le hicieron este retrato a mi hermana Jane. ¡Mi querida Jane! Yo estaba en el salón y ella lucía espléndida con el vestido nuevo que había comprado en Londres. Aquella mañana también adquirió papel y tinta para escribir. Repasaba su manuscrito una y otra vez, pero aquello no le impedía escribir cartas su sobrina, entre otras personas.
Cass «me decía» quizá algún día llegue a ser una escritora famosa. Todo el mundo conocerá mis historias y este lugar que tanto amo. En aquel momento de su vida Jane estaba pletórica, volvía a sonreír como antes, ¡Como hace tanto tiempo!
¡Pobre hermana mía! Cuánto me acuerdo de ella…
Dos días después, supo que el caballero del que estaba enamorada, había fallecido a causa de unas fiebres. Jane no quería desvelar nada más y guardaba su identidad en secreto. Solo yo sabía quién era. Le prometí no desvelar su secreto y lo cumpliré hasta el final de mis días. Todo el mundo sabía lo de Tomás.
Esto sin duda y, dada la experiencia del pasado lo llevó en secreto. Para nosotros era el caballero misterioso.

Mi querida Jane Austen